Un gran incendio se desató en un bosque de bambú. Las llamas alcanzaban
grandes alturas. Un pequeño picaflor fue al río, mojó sus alas y regresó
sobre el gran incendio, agitándolas con la intención de apagar el
fuego. Incesantemente iba y venía con sus alas cargadas de agua. Los
otros animales observaban sorprendidos la actitud de la pequeña ave y le
preguntaron:
- Oye, ¿por qué estás haciendo eso? ¿Cómo es posible? ¿Cómo crees que
con esas gotitas de agua puedes apagar un incendio de tales dimensiones?
¡Jamás lo podrás lograr!
El picaflor con una gran ternura respondió: El bosque me ha dado todo,
tengo un inmenso amor por él. Yo nací en este bosque que me ha enseñado
el valor que tiene la naturaleza. Este bosque me ha dado todo lo que soy
y tengo. Este bosque es mi origen y mi hogar, por eso y aunque no lo
pueda apagar, si es necesario voy a dejar mi vida lanzando gotitas de
agua, llenas de amor.
Los otros animales entendieron el mensaje del picaflor y entre todos le ayudaron a apagar el incendio.
Cada gotita de agua puede apaciguar un incendio. Cada acción que con
amor y entusiasmo emprendemos, se reflejará en un mañana mejor.
“No
subestimes las gotas, porque millones de ellas forman un océano. Todo
acto que con amor realizamos, regresa a nosotros multiplicado