El
corazón se puede entregar, pero algunas personas se lo entregan a
personas incorrectas o a cosas vanas. Hay gente que le entrega el
corazón a un trabajo, a un deseo, a las finanzas, y como en el corazón
es donde está la vida, usted pone su vida en las manos de aquello a lo
que usted le entregó su corazón. Por ejemplo: si tú le das tu vida al
trabajo, entonces tú no tienes trabajo, sino que el trabajo te tiene a
ti.
Según la Biblia, es el motor de la actividad humana, el
querer del ser humano radica en el corazón, se ve como el centro que
gobierna toda la vida de las personas. Todo lo que el hombre hace es
dictado por el corazón.
Es el lugar donde están las
emociones, lo sentimientos, es donde tu amas u odias, donde tu perdonas o
donde guardas rencor, es donde estás gozoso o donde estás triste. Tu
sonrisa refleja lo que hay en el corazón. El dolor sale del corazón. El
corazón es lo más importante que el ser humano tiene.El corazón es
frágil.
En
la Biblia, se nos aconseja, según el pasaje de proverbios 23.26, que
entreguemos el corazón en las manos de Dios. Tu corazón debe tenerlo el
Señor.
En
el corazón se viven cosas buenas y malas. De él salen las cosas buenas o
malas. Y muchas veces, la gente comete errores porque aceptan y miman
los deseos de sus corazones.
Los deseos del corazón no se dan de la noche a la mañana.
Estos
deseos se dan a partir de aquello a lo que tú le has entregado el
corazón. El proceso es así: tu le entregas tu corazón a las finanzas, es
decir, el amor al dinero; luego quieres tener más dinero y viene la
codicia, la envidia, luego, ves que si le robas o estafas algo, puedes
obtener eso que deseas, tomas la decisión de cometer el robo, te apresan
y te llevan a la cárcel.
Debes tener cuidado con lo que
dejas que nazca en tu corazón. No está mal que dejes que nazca de tu
corazón amor hacia tu esposa, pero si hacia tu secretaria. En el corazón
se gesta lo bueno y lo malo del ser humano. Es en él donde está el
amor, la paz, la mansedumbre, el dominio propio, pero también, el amor
al dinero, los celos, la envidia, la contienda. Debes procurar que de tu
corazón salga aquello que agrada a Dios.