Había
una vez un niño de 4 años, estaba viendo una película de acción junto a
su madre. Todo iba bien hasta que el héroe de la película se vio en
peligro. El niño se preocupó porque pensó que moriría, y se puso a
llorar. Su madre le dijo "no llore, mi niño, los héroes nunca mueren".
Poco tiempo después, a la madre del niño le diagnosticaron cáncer.
Estuvo mucho tiempo en tratamiento, pero esto no dio resultado; le
quedaba muy poco tiempo de vida. Un día, su hijo se acercó a ella, y le
dijo al oído "no te preocupes mamita, los héroes nunca mueren.