En el verano del 2014, Lanna Hamann viajó a Mexico de vacaciones con sus amigos y sus padres. Nadie hubiera imaginado lo que le ocurrió en ese viaje.
Un día, mientras estaba tomando el sol en la playa,
Lanna sufrió un repentino paro cardíaco. Todos los intentos de
reanimarla y la ayuda de los médicos fueron en vano. Murió esa misma
tarde.
Al principio, su muerte era un completo misterio.
Lanka era una chica sana y feliz: una deportista que amaba estar en
movimiento. Ella era una buena jugadora de fútbol y no tenía problemas
de salud. Nada indicaba que fuera a morir de esa forma.
Después de haber asimilado hasta cierto punto la
noticia, la madre de Lanna, Kris, hizo público una información
impactante: el día de su muerte, Lanna no había bebido nada de agua. En
lugar de ello, poco antes del paro cardíaco, se había tomado un Red Bull
(una bebida energética).
Jack Wolfson, especialista del corazón, confirmó la
corazonada de Kris. Lanna consumía regularmente bebidas energéticas. Era
literalmente adicta a ellas.
Demasiada cafeína y azúcar, los ingredientes principales de las bebidas
más populares, pueden ser peligrosas en concentraciones muy altas,
incluso para gente super sana como Lanna. “Hay pruebas médicas de que
estas cosas producen daños; pueden causar cambios en el ritmo cardíaco y
afectar a la presión arterial”, dijo Wolfson.
Kris cuenta que la trágica muerte de su hija le puede
pasar a cualquiera, en cualquier momento. Ella sólo espera que su
historia pueda ayudar a prevenir tragedias similares en el futuro.
La muerte prematura de Lanna puede conseguir algo positivo si motiva a otros a cuidar sus hábitos de comida y bebida.